Entre Ramírez y Revueltas, apuntes de un siglo hacía un Estado laico
Palabras clave
Laicidad, Liberalismo, Catolicismo, Constitución
Resumen:
El presente ensayo propone una discusión de la situación del Estado laico
mexicano desde el primer acercamiento al liberalismo en el México del siglo
XIX, discusión que se posiciona desde la ideología de Ignacio Ramírez El Nigromante y José Revueltas.
Introducción:
El 24 de agosto de 2009
Emilio Arellano, abogado y bisnieto de Ignacio Ramírez presentó con Carmen
Arstegui el libro Memorias prohibidas de
Ignacio Ramírez que contiene la memoria oral y los archivos que por años ha
conservado su familia. Arrellano declara que varias familias de liberales del
siglo XIX acordaron guardar los archivos y la memoria oral que conservaban de
estos políticos y pensadores por 100 años[1]
para proteger a cualquier familiar que resultara afectada por el contenido de
los mismos, decisión que tomaron al discutir la orden expresa que emitió
Porfirio Díaz a Manuel Altamirano antes de publicar su biografía de Ramírez, en
dicha orden le solicitó eliminar varios pasajes de la biografía de El Nigromante.
Cinco años después, el
18 de agosto de 2014 una nota de Paulina Mendoza señala que el Festival
Internacional Cervantino olvidó hacer una sola mención en su programa al el
centenario de José Revueltas. De acuerdo a la nota en 2004 se llevaron a cabo
varios esfuerzos por conmemorar los centenarios de Octavio Paz, Efraín Huerta y
José Revueltas dado a su legado literario, pero el programa del FIC contenía un
homenaje tanto a Paz como a Huerta, pero un total silencio respecto a Revueltas.
¿Por qué razones
transcurrió un siglo para que los herederos de Ignacio Ramírez, pudieran sacar
a la luz sus escritos.?, ¿Por qué, a más de un siglo de su natalicio, todos,
hasta quienes no lo han leído conocen de Octavio Paz y muy pocos, sobre todo,
muy pocos de los que Revueltas reivindicaba y en quienes pensaba en sus
escritos, saben de él?, ¿por qué las cárceles donde permaneció preso Revueltas
develan placas en su nombre e instituyen premios literarios para internos, pero
no lo han homenajeado con una reconstrucción del sistema penitenciario, con un
debate sobre los presos políticos o con un análisis honesto del porcentaje de
presos, en su mayoría pobres, sin influencias o inculpados por el propio
sistema político que a más de un siglo del nacimiento del autor, sigue
repitiendo la táctica de control prejuicioso del sistema penitenciario
Porfiriano?
Desarrollo:
Carlos Monsiváis en su
ensayo Notas sobre el destino (a fin de
cuentas venturoso) del laicismo en México determina como punto de apertura
del ateísmo en la República Mexicana el día en que Ramírez en 1837 se presenta
a la escuela de letras de la academia de San Gregorio y lee las primeras líneas
de su ensayo: No hay Dios, lo seres
humanos se sostienen por si mismos en la naturaleza. Según Monsiváis “cuando Ramírez habla ya se ha dado un quebrantamiento del control
perfecto de las conciencias, no muy amplio pero irreversible. Un ateo que hace
pública su falta de fe es un ciudadano en pos del uso estricto de las
libertades.”[2] es
decir, el ateísmo ya se estaba pensando, y el supremo valor de la libertad
implícito en la filosofía liberal se ponía en práctica.
La
discusión sobre el ejercicio de las libertades, de la igualdad, la propiedad
privada y el libre mercado, llegarían a tener en México una carta magna que las
expresara, pero especialmente la laicidad, reveló muchas trabas en su
aplicación, en principio por que parecía ir contra la estructura constitucional
del pasado, la Constitución de 1814, el Plan de Iguala de 1821 y la Constitución
de 1824, señalaban a la religión católica como la única para profesar en el
Estado. El Plan de Iguala la designa: sin tolerancia de otra alguna y la Constitución
de 1824 la eterniza diciendo: es y será perpetuamente
la católica.
Un resumen
de la amalgama Iglesia-Estado en estas constituciones es:
La religión apostólica,
católica y romana es la única que se debe profesar, y lo será por siempre, sin
tolerancia alguna, por lo que queda prohibido ejercer cualquier otra.
Esta suma
de argumentos constitucionales atravesaba cualquier discusión sobre la posible
laicidad del pueblo mexicano, representaba un antecedente de diez años de
constitucionalismo religioso y tres siglos de colonialismo católico.
Sumado a
esto: las corrientes liberales en México tienen como ascendente directo a
Francia y en la propia Francia coexiste con el liberalismo el catolicismo
social. De acuerdo a Héctor González Uribe
“En la primera mitad del siglo XIX - época de revoluciones
sociales y políticas, de liberalismo, nacionalismo y socialismo- la doctrina
cívica y política de la iglesia católica resurgió con grandes brios, con un
acento eminentemente social: en el catolicismo
social. Estuvo penetrada a lo largo de su evolución por diversas
corrientes: una más tradicionalista y conservadora, que arranca de Lamennais, y
bajo el signo de Dios y Libertad,
sigue las mismas ideas de De Maistre y De Bonald y se opone violentamente al
liberalismo, otra que parece continuar en cierto modo la anterior, aunque con
tendencias más renovadoras, y bajo el nombre de legitimismos social, (…) que tratan de aliviar la miseria de las
clases trabajadoras y luchas contra los vicios del capitalismo liberal, otra
más que puede denominarse el catolicismo
liberal porque rompe con el prejuicio de la fidelidad a la monarquía,
acepta la democracia, el parlamentarismo y la república y trata de realizar una
adaptación del catolicismo al orden social y económico liberal; y otra, en fin,
con un sentido más agudamente social, que se manifiesta no solo en estudios
teóricos, sino en otras prácticas de caridad social”[3]
Ante ese
pasado, el liberalismo de El Nigromante era el más radicalizante
en México y estaba muy por encima de sus contemporáneos ya que mientras “muchos
liberales eran católicos vergonzantes, Ramírez no hizo ningún secreto de su
ateísmo y de su aversión a todas las religiones”[4].
El problema fundamental
es que mientras que estas ideas eran de avanzada, y en efecto dotarían a la
nación de gran autonomía y aportarían a la equidad entre la población, pues ningún
credo estaría ya prohibido, la relación entre la iglesia católica y esa misma
población tenía años de avance en comparación con estas propuestas.
A nivel ideológico la
mentalidad mexicana estaba conquistada por esta fe, la distribución de las
iglesias en el territorio le dotaba de una gran capacidad de contacto con cada
uno de los entornos sociales que se extendían por la nación, la iglesia hacía siglos
que les estaba hablando al oído a cada uno de los estamentos que antes de la
república conformaban el Estado y que no se disolvieron solamente por declarar
desde 1814 que “la felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos,
consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad”[5]
Para ese momento la
iglesia ya venía ejerciendo la idea que un siglo después hizo de Paul Joseph
Goebbels el tema principal de todas las clases de propaganda política de
finales del siglo XX: una mentira
repetida mil veces se convierte en una verdad.
En esa
amalgama entre iglesia y estado se encuentra la génesis de muchos de los
conflictos de la formación del Estado Nación, de ahí pueden leerse: la pugna
entre liberales y conservadores, la primera página de la Constitución de 1857
que declara estar escrita en el nombre de
Dios a pesar de que dicha carta magna contenía un abierto ataque a la
posición de la iglesia en el territorio. Puede leerse también la intervención
francesa de 1862 y posteriormente parte del ejercicio de Poder de Porfirio
Díaz, el surgimiento del Partido Católico Nacional, la guerra cristera y muchos
de los conflictos internos tanto civiles como partidistas hasta nuestros días,
como el actual partido Morena, inspirado en en nuestra mítica Guadalupana.
De ahí
también puede entenderse la invisibilidad de El Nigromante porque aún tras haber participado en la corrección y
redacción de la Constitución de 1857, no es mencionado por el propio Juárez
porque atacó duramente sus políticas y su renuencias a renunciar al poder, poniendo
en evidencia que sin importar la gran lucha liberal por formar un ejecutivo
débil y un congreso fuerte, Juárez termino encabezando un régimen autoritario
con un gran despliegue de poder.
También
puede entenderse que fuera invisibilizado por Díaz, a pesar de ser uno de los ideólogos
liberales que conformara su primer gobierno para legitimar una rama ideológica,
que en palabras de Hamnnet “necesitó basar su régimen en los más capaces de proporcionarle unos
cimientos sólidos” [6]
Y
finalmente puede entenderse que aunque siempre le haya hablado a las clases más pobres como el las llamaba, haciendo
hincapié en subrayarles que “bajo la máscara de la religión se oculta el
espíritu de dominio”[7]
muchos de los integrantes de estas clases, así como muchos de los líderes
católicos de aquel tiempo no le perdonaron que fuera él, ministro de justicia y
asuntos religiosos, quien en 1861 aplicara las leyes de reforma que expulsaron
y confiscaron las propiedades del clero.
Es decir, habrían primero de independizar su mente de la ideologización
religiosa, aquellos a quienes hablaba para poder leer sus ideas de avanzada y habitar
las libertades que el les proponía.
Es por eso
que no resulta sorprendente que los mismos grupos a los que Ramírez hablaba no
decidieran habitar la libertad que proponían aquellas ideas, ni siquiera en el
momento de expresión más pura de la ideología liberal mexicana, la etapa de la
reforma y la Constitución liberal, ni
un siglo más adelante.
Así para
1948, en el apogeo del liberalismo social
reformado, un grupo de fanáticos religiosos irrumpieron en el vestíbulo del
Hotel del Prado y atacaran el mural de Diego Rivera Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, no porque invisibilizaba
la realidad social del momento sino porque contenía la imagen de Ignacio
Ramírez sosteniendo su ensayo inaugural del ateísmo en México con las palabras Dios
no existe.
En el año que ésta
abierta manifestación de conservadurismo aporreaba el simbolismo de una imagen,
José Revueltas tenía 32 años y llevaba ya tres años de haber sido expulsado del
Partido Comunista Liberal por sus críticas a las prácticas burocráticas del
organismo y uno de los mejores análisis de la izquierda en México: Ensayo de
un Proletariado sin Cabeza .
Por esos años tanto Ramírez
como Revueltas eran expulsados de la escena de un país supuestamente laico por
construir ideas alejadas de lo designios de Dios, específicamente del Dios de
la Iglesia Católica. Ambos portadores de la crítica férrea en su pluma. que
evidenció a la clase política de la que cada uno fue contemporáneo.
Revueltas nació el 20 de
noviembre de 1914 en Durango y conquistó como Ramírez su universo ideológico
para liberar su pensamiento del yugo de Dios. En su libro Dios en la tierra, con una prosa inquebrantable dice al mundo y a
su manera el mensaje que Ramírez distribuía sobre papel periódico un siglo
atrás:
Pero
esto no se alteraba, este odio venía de lo más lejano y lo más bárbaro. Era el
odio de Dios. Dios mismo estaba ahí apretando en su puño la vida, agarrando la
tierra entre sus dedos gruesos, entre sus descomunales dedos de encina y de
rabia. Hasta un descreído no puede dejar de pensar en Dios. Porque ¿quién
si no Él? ¿Quién si no una cosa sin forma, sin principio ni fin, sin medida,
puede cerrar las puertas de tal manera? Todas las puertas cerradas en nombre de
Dios. Toda la locura y la terquedad del mundo en nombre de Dios. Dios de los
Ejércitos; Dios de los dientes apretados; Dios fuerte y terrible, hostil y
sordo, de piedra ardiendo, de sangre helada. Y eso era ahí y en todo lugar
porque Él, según una vieja y enloquecedora maldición, está en todo lugar: en el
siniestro silencio de la calle; en el colérico trabajo; en la sorprendida
alcoba matrimonial; en los odios nupciales y en las iglesias, subiendo en
anatemas por encima del pavor y de la consternación. Dios se había acumulado en
las entrañas de los hombres como sólo puede acumularse la sangre, y salía en
gritos, en despaciosa, cuidadosa, ordenada crueldad. [8]
Publicado
por primera vez en Ediciones El Insurgente en 1944 Dios en la tierra da un panorama de el casi nulo avance que tuvo la
laicidad desde las propuestas de la reforma liberal hasta el universo
político-social de la Constitución de 1917, cuando dice Revueltas: Pero esto no se alteraba, inunda con su
clara verdad la evidencia de un siglo.
Para el
tiempo de Revueltas ya el artículo tercero garantizaba la enseñanza laica en
los establecimientos oficiales de educación y señalaba que “Ninguna corporación
religiosa, ni ministro de algún culto, podrán establecer o dirigir escuelas de
instrucción primaria.“[9],
este artículo garantizaba una educación socialista y excluir toda doctrina
religiosa combatiendo el fanatismo y los prejuicios asegurándose de “crear en
la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social.”[10]
Bastarían
dos años de la publicación del libro para que en 1946 fuera reformado de nuevo dicho
artículo dejando la laicidad como libertad de creencias y eliminado cualquier
vestigio de socialismo en la educación.
Estas
modificaciones fundamentadas en la libertad religiosa que se instaura en el
artículo 24 de la constitución de 1917, el que a la fecha nos rige, que
idealmente ofrece una libertad religiosa que no solo comprende el ejercicio de
cualquier culto y la creencia en la existencia de una dimensión espiritual
principio de todo lo humano sino también:
“la posibilidad de colocarse en una posición ateísta. Por ende la
intolerancia religiosa proscriptora de dicha libertad, consiste en la
prohibición de abrazar una determinada fe distinta de la que se considere como
“la verdadera”, de analizar racionalmente los postulados (dogmas) en que
descanse una religión y de practicar un culto que no sea el de la permitida”[11]
De acuerdo
a González Uribe, a fin de cuentas ocurre que aún cuando una fe religiosa no
debe imponerse, en la historia del cristianismo puede verse que se ha infundado
como una verdad através de “persuasión y convencimiento (…) vaticinándolos como
la religión que, con el transcurso del tiempo, será de profesión universal.”[12]
Sin
importar el ideario filosófico vertido en la historia de nuestras
constituciones, México se ha caracterizado por una ceguera ideológica que ha
secuestrado nuestras mentalidades y ha heredado una incapacidad para aceptar
cualquier otra visión el mundo que no sea colonial.
Esta
visión tiene como hilo conductor el fanatismo religioso católico, es por eso,
que cualquiera que difiera es atacado, al principio el ataque se centra en la
no escucha, pero si alguien insiste en su necesidad de acrecentar el volumen de
su voz, la fuerza coercitiva del estado tomara la batuta, es por eso que José
Revueltas fue encarcelado tres veces a lo largo de su vida: las primeras dos
por participar en huelgas de trabajadores agrícolas, en las “Islas Marías” 1932
y 1934, la siguiente en la cárcel de Lecumberri por su actuación como líder
intelectual en la huelga estudiantil de 1968.
Conclusiones:
1.- Joaquín Barrientos,
historiador y doctor en teoría y crítica del arte ha llamado imágenes-archivo,
a aquellas que son efectivamente como un espacio de archivo que guarda
imágenes y representaciones desde la expansión mercantil colonizadora hasta el
momento en que es vista, sin importar el paso de los siglos.
Éstas imágenes gracias a
la naturalización epistemológica son vistas sin la menor precaución, aceptadas
como una imagen natural, pero asimiladas justamente como todo un archivo de
saberes legitimados y tomados como ciertos.
Para el caso del
concepto de laicidad, que surge con el liberalismo
institucional del siglo XIX, ésta podría pensarse como un concepto-archivo,
en el sentido de que guarda desde sus orígenes hasta la actualidad,
significaciones e imaginarios que vienen de la expansión mercantil colonizadora
e invisibilizan su difícil tránsito por la historia de México.
A la fecha es popular
saberse en un Estado laico y dicho concepto, es asumido de manera inocente, no
podemos ver que no es cierto que vivamos en un Estado laico o que ni siquiera
las aspiraciones constitucionales reflejen una verdadera intención de habitar
uno.
Lo que archiva en si misma
la idea del Estad laico para México o la idea de la libertad de cultos, es una
serie de movimientos sociales, luchas internas, maneras de vivir el mundo,
surgimiento y alianzas de partidos políticos y el propio sesgo liberal que de
un liberalismo social reformado que
no ha tenido el impulso suficiente para soltarse de la mano de Dios.
Al igual que las imágenes-archivo,
este concepto archivo se lee en la Constitución que aún nos rige de manera
inocente, no se le piensa demasiado, se considera dado, natural, hecho, pero
igual que las imágenes-archivo, sigue
eternizando la expansión mercantil de la colonia, y no nos permite pensar desde
ningún otro lado, por tanto no nos ha permitido habitar otro mundo, no nos ha
permitido siquiera entender que aún no llegamos a ejercer el verdadero Estado
laico que nos proponían los liberales del siglo XIX.
2.- Con respecto a los
preguntas que inauguraron este ensayo, es evidente que pasó un siglo para que
los escritos originales y la memoria oral de Ramírez saliera a la luz porque la
propia intolerancia religiosa y política de muchos de los sectores de la
población, a la fecha no resistirían esas verdades.
Es ahora también claro
que el estado de 1968 que no soportó la participación de Revueltas en el
movimiento estudiantil, no ha dejado su halo de Estado opresor y para 2014 no
es capaz de celebrar aún el centenario del autor que su misma represión encarceló
tres veces, es más, para estos tiempos ha refinado su conservadurismo y
religiosidad.
3.- Las celebraciones
para José Revueltas al interior de las mismas cárceles cien años después de la
represión carcelaria de su ideología transgresora, dan fe de lo que Joaquín
Barrientos llamará pedagogías de la
visión, éstas han hecho con muchos de los espacios de reclusión y control
político de los años sesenta, espacios dedicados al arte y a la comunión
neoliberal con los derechos humanos, con el fin de que “el arte se reencuentre
hoy con el castigo para humanizarlo, para higienizar la mirada neoliberal”[13]
Con estas acciones se
consigue un efecto de encubrimiento en el que los que somos el Estado no
exigimos a nuestros gobernantes la reforma ni la destrucción de estos sistemas
de control político, por el contrario, festejamos como población los homenajes
a quienes fueron presos políticos en los mismos espacios que invisibilizaron su
tortura.
Al hacer el espacio del
castigo poroso, no hay población que considere anormal eliminar aquellas
libertades fundamentales que otorga la propia Constitución y que eran parte del
liberalismo Constitucional en que
basamos la filosofía del Estado. Dichos homenajes sirven para higienizar,
embellecer y atenuar ante la mirada pública el castigo oculto que aún viven
quienes se atreven a habitar un mundo más allá de la manera de ver del discurso
conservador heredado de la colonia.
Bibliografía
Mendoza
Paulina, El FIC olvida centenario del
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desde la teoría crítica, el discurso jurídico y el arte. 28 de noviembre de
2013
[1]
De acuerdo a Emilio
Arellano, el plazo pactado se cumplió en 2006
[2]
Carlos,
Monsiváis. Notas sobre el destino (a fin de cuentas venturoso) del laicismo en
México. 2002.
[3]
HÉCTOR. González
Uribe, Teoría Política, Editorial Porrúa S.A. México, 1979, p, 595
[4] David A.
Brading, Orbe Indiano. De La
Monarquía Católica A La República Criolla. 1492-1876
Fondo de Cultura Económica - México, Traducción de Juan José Utrilla Primera edición en español, 1991. Tercera reimpresión, 2003
Fondo de Cultura Económica - México, Traducción de Juan José Utrilla Primera edición en español, 1991. Tercera reimpresión, 2003
[5]
Artículo 24 de la
Constitución de Apatzingán, 1814
http://www.diputados.gob.mx/biblioteca/bibdig/const_mex/const-apat.pdf
[6]
Brian
Hamnett, Historia de México, ed. Akal,
2013, pp 432, p. 214
[7] GARCÍA,
Laura Ibarra. Las ideas de Ignacio Ramírez, El Nigromante. p, 157
[8]
REVUELTAS, José. Dios en la
tierra. Ediciones Era, 1979.
[9]
Constitución de 1917 artículo tercero, Reforma del año 1934
[10]
Constitución de 1917 artículo tercero, reforma del año 1946
[11] Gonzáles Uribe, Op,cit. p 404
[12]
González Uribe, Op,cit. P 404
[13]
Conferencia Joaquín Barientos
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